miércoles, 13 de abril de 2011

ATANDO CABOS, La Historia del Bulldog Francés

En contraste con lo que hoy resulta un simpático y hasta cómico perro de compañía al que le gusta vivir sus momentos de ocio entre acolchonadas almohadas, el Bulldog Francés fue durante casi todo el siglo pasado el perro de los mozos de cordel y carniceros de los bajos barrios de París, que lo adiestraban como perro de combate para realizar apuestas en sanguinarios encuentros, hoy afortunadamente extintos.

Los franceses y los ingleses sostienen dos teorías completamente contradictorias sobre el origen de este perro. Los primeros afirman que se trata de una raza autóctona, relativamente antigua, obtenida de cruzas entre diversas razas de perros franceses, seleccionadas a través de los años hasta llegar al aspecto actual.

Totalmente diferente es la tesis inglesa, según la cual este perro es descendiente directo del Bulldog Inglés, obtenido de los ejemplares de tamaño más pequeño que eran desechados por los ingleses en las costas de Normandía. Sólo con posterioridad habrían recibido sangre de otras razas que, por un lado, han modificado el carácter y el temperamento, y por otro han reducido también su tamaño.

Analizándolo desde un punto de vista neutral existe una inclinación por la teoría inglesa, ya que muchas de las características de ambas razas son muy similares.

TIEMPOS REMOTOS

El Bulldog Francés es un pequeño moloso de presa y como tal estaban repartidos por todos los continentes. Casi todos los pueblos navegaban de un sitio a otro y en sus barcos llevaban, entre otros, molosos de presa.

En Inglaterra, los "británicos", ya tenían enormes perros que utilizaban en combates contra el enemigo invasor, los "pugnace britannicii", los romanos fueron de los primeros en probar la casta de estos perros. Por otra parte, si viajamos un poco más en el tiempo, en la Edad Media, y siguiendo en Inglaterra, la nobleza que cazaba con Mastiff, también se dio cuenta de que la carne de toro era más sabrosa si ejercitaban a los animales antes de su sacrificio, por lo que así fue como con sus grandes perros empezaron a perseguir a los toros.

Sin embargo, no permitían a los que no eran considerados como nobles tener perros de gran tamaño, e impusieron en 1272 lo que llamaron "leyes del bosque": se sancionaba duramente a todos aquellos que eran vistos con perros de talla grande. Entonces, la creatividad del pueblo originó un perro, igual de fuerte y combativo que el Mastiff, pero más pequeño, este fue quizá el primer paso hacia el Bulldog Inglés, un eslabón importante encaminado al Bulldog Francés. El Bulldog Inglés se convertiría con los años en el perro emblema para los ingleses.

La palabra Bulldog aparece por primera vez escrita en el año 1632 en una carta que el Sr. P. Eaton escribe desde San Sebastián, España, a Wellingham, residente en Londres, en la que solicita "un buen perro Mastire, un cajón de botellas de licor y ruego me consiga dos buenos bulldog".

Las peleas entre toros y perros llegaron a gozar de gran popularidad tanto en la alta como en la baja sociedad, durante la Edad Media. La propia Reina Isabel I era una entusiasta de estas peleas, pero para otros personajes de la época era un evento cruel y sin sentido, y por fortuna fueron prohibidas en 1835. Entonces surgió la pregunta: ¿Qué se podía hacer ahora con una raza combativa y poderosa que ya no proporcionaba dinero a sus propietarios? Una vez más se impuso la reducción de tamaño. Algunos criadores empezaron a seleccionar ejemplares más pequeños.

Este pequeño Bulldog no contaba con la simpatía de todos los criadores de entonces (pensemos en la cantidad de dinero que circulaba en torno a los combates de perros como desgraciadamente ocurre aún hoy en día, a pesar de estar expresamente prohibidas). La espectacularidad de estos combates se veía disminuida con los Bulldogs más pequeños, y no precisamente por falta de valor. Lo cierto es que a mediados del siglo XIX la raza estuvo a punto de desaparecer y fue en Birmingham, en el año 1860, cuando aparecieron los primeros ejemplares de lo que hoy más o menos conocemos como el Bulldog Inglés.


PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX

Para estas fechas teníamos una raza a la que había que suavizarle el carácter para que se pudiera dedicar como guardián o como perro de compañía o quizá ambas cosas. El Pug, como se llama en Inglaterra al Carlino, parece que tuvo mucho que ver en darle al Bulldog más diplomacia. Los ejemplares no deseados se eliminaban, se vendieron algunos a precio más bajo y estos llegaron a las clases humildes. A partir de aquí tenemos ya dos líneas raciales diferentes: el Bulldog Inglés y el English Toy Bulldog. De este último se deriva el Bulldog Francés.

Inexplicablemente, los Toy Bulldogs se hicieron muy populares en la región de Nottingham. Cuando la crisis económica del siglo XIX favoreció la emigración del grupo de los textiles a Francia, la mayoría de los encajeros de Nottingham se trasladaron a Caláis y se llevaron a sus pequeñas mascotas, que se distinguían por sus orejas en forma de concha. Este pequeño Bulldog cruzado con los "terrier-boules" que se encontraban en manos de los carniceros y tratantes de ganado del matadero de la Villette de París, dieron forma al Bulldog Francés.

Un poco después los cocheros, zapateros, vendedores ambulantes y hasta agentes de la policía se entusiasmaron con el "pequeño boule". Se convirtió en la mascota parisina de los artesanos y gente humilde. Su físico, su reducido tamaño, su peculiar fisonomía y su carácter, absolutamente encantador, se adueñaron de los aficionados a los perros de cara chata. También fue el favorito de las mujeres de las casas públicas donde las chicas de la Belle Époque, “Belles de nuit” o “cocottes”, lo mantenían quizá como una excentricidad.


FINALES DEL SIGLO XIX EN FRANCIA

Fue entonces cuando la clase alta, a través de los cocheros y de las casas de citas, descubrió y empezó a enamorarse de este pequeño perro de inquietante y persuasiva mirada. Inmortalizado por Toulouse-Lautrec, en su cuadro "Le marchand des marrons" en 1897, el Bulldog Francés, paseaba los grandes bulevares. Mistinguett, Colette, Mac Orland, el Rey Eduardo VII con su perro Peter en Inglaterra, fueron algunos personajes aficionados de la raza. Asimismo, fue la raza preferida de Anastasia, hija del último Zar de Rusia, antes de la Revolución Bolchevique; y aunque por muchos años estuvo prohibida la crianza de perros en la extinta U.R.S.S. a la fecha se ha vuelto un país protagonista para su crianza. Es de destacar al perro de la princesa Tatiana de Rusia, Ortino, su esqueleto fue encontrado junto al de su dueña cuando exhumaron los restos hace unos años. En Austria, en Alemania y por supuesto en Estados Unidos la raza adquirió un notable protagonismo.

La carrera del Bulldog Francés empezó de verdad en 1880 al fundarse una asociación que cada semana reunía a unas cincuenta personas entre aficionados y criadores parisienses. En 1885 se abrió el primer registro con carácter provisional y el Bulldog Francés participó con ese nombre por primera vez en una exposición oficial en 1887. Al año siguiente se elaboraron los estatutos del Club a iniciativa de Marcel Roger, primer Presidente elegido y gran amante de la raza.

Sin embargo, hubo que esperar diez años para que la Sociedad Canina se interesara de verdad por la raza y esto ocurrió cuando la Sociedad Central Canina Francesa sugirió que el grupo formado por Gordon Bennett, llamado los Amantes del Bulldog Francés, y el Bouledogue Club de Francia (presidido por Marcel Roger) se fusionaran. Ambas partes accedieron, y de ahí surgió el Club del Bouledogue Francés tal y como lo conocemos ahora. El Presidente y Vicepresidente fueron Menans de Corre y Gordon Bennett respectivamente.


EL SIGLO XX EN INGLATERRA Y ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.

¿Qué pasó en Inglaterra mientras tanto? Cuando el Bulldog Francés apareció en Inglaterra en 1898, provocó un verdadero escándalo en los medios británicos, por ejemplo se podía leer en la prensa especializada: "Los Ingleses, que siempre hemos tenido un gran afecto por nuestro perro nacional, tenemos que rechazar ese pequeño engendro indescriptible que han traído a nuestro país, por más que lo llamen Bulldog Francés". Es un poco incomprensible tanto escándalo, ya que, como hemos visto, perros con estas características no eran del todo desconocidos en estas tierras. Y aun más, en una ilustración del año 1849 aparecía un pequeño bulldog, llamado Nottingahm Frank, propiedad de William Tupper, que ya tenía características de esta raza. Tan solo se diferenciaba en la cola, que era larga. Esta ilustración fue publicada en 1904 en el Kennel News. En una exhibición, organizada por el Kennel Club, en 1893, Gregor R. Krehl mostró, fuera de concurso, a sus pequeños bulldogs importados de Francia. Al año siguiente el Kennel Club programó una clase aparte para esta clase de perros, llamados French Bulldog y su peso no debería superar las 20 libras, aproximadamente los 10 kilos.

Hacia finales del siglo XIX, el Bulldog Francés era lo suficientemente popular en Francia y fue exportado de vuelta a Inglaterra. Mr. Krehl se convirtió en un gran defensor de esta raza e importó a Inglaterra muchos de estos perros (conocidos como perros con “orejas de murciélago”).

Los Bulldog Franceses pronto fueron exportados a Estados Unidos de América (E.U.A.), derivado de los viajes que realizaban los estadounidenses, de la clase alta, a Paris a finales del siglo XIX, y hacia 1890 ya existía un grupo de aficionados muy dedicados que los criaban manteniendo constantes su talla y tipo.

En 1895, un francés llamado Frédéric Poffet (afijo LaFrance) llegó a vivir a Nueva York y participó de forma activa y apoyó fuertemente a la raza, desde 1901 hasta su muerte a los 94 años de edad. Obtuvo con sus ejemplares en cuatro ocasiones el Mejor de la Exposición.

Para el año 1896, la raza fue presentada en la exposición de belleza canina más antigua y famosa de E.U.A., el certamen de belleza del Westminster Kennel Club, y sólo en un año las inscripciones se duplicaron. Ese año el juez era un caballero inglés que prefería la oreja “de rosa” propia del Bulldog y todos los ejemplares premiados tenían este tipo de oreja. Los estadounidenses se molestaron porque la oreja “de murciélago” había sido despreciada por el juez e inmediatamente fundaron el French Bulldog Club of America y así se redactó el primer estándar estadounidense de la raza.

Aunque el Bulldog Francés procedía de Francia y tenía al Bulldog Inglés en sus orígenes, fue criado y asentado por los estadounidenses. La raza fue aceptada por el American Kennel Club (AKC) en 1898 y la primera exposición autorizada por éste se celebró ese mismo año en el Hotel Waldorf-Astoria en Nueva York.

De 1896 a 1902 casi 300 Bulldog Franceses fueron exportados anualmente a E.U.A. y con frecuencia costaban hasta $5,000 dólares, cantidad, que así como hoy en día, sólo las clases altas podían tener acceso.

En 1905 el macho francés Nellcote Gamin fue importado a E.U.A. por Samuel Goldberg, considerado el mejor representante de la raza hasta ese momento, y no sólo triunfaba en el ring sino que también era un magnífico semental y dejó una importante huella en la raza. Se escribió que “No ha habido perro alguno que haya hecho tanto por la raza”. En este mismo año llegó a ser la quinta raza más popular y aún sin estar reconocida por el A.K.C.; pero gracias a la gran influencia de sus propietarios, todos de la alta burguesía, en 1907 ocupó la portada del catálogo del Westmister Kennel Club Show.

Para el año 1909 la famosa actriz Mary Winthrop Turner propietaria del criadero Never-Never-Land crió e importó perros de sobresaliente calidad, los cuales tuvieron un gran impacto sobre esta raza en E.U.A. En 1913 se inscribieron 142 Bulldog Francés en la exposición del French Bulldog Club of New England.

En Inglaterra, en 1902, los aficionados fundaron el French Bulldog of England cuyos objetivos fueron promocionar a la raza y la importación de Bulldog Franceses. Mrs. Helen Colman, Mr. David Sugden y Mrs. Gladys Loseby le dieron un buen empujón al Frenchy a través de las importaciones que hicieron de perros americanos: Ch. Hunk?s Bequest, Berbay?s Le Boy, Rodney Erie Perie, Rodney Bon Chance y Keysoe Ambassador. Todos ellos compartiendo un ancestro en común el gran campeón americano Ch. Nellcote Gamin. En 1930 apareció en escena Gladys Anderson, con su afijo The Moorings, y ella fue capaz, a pesar de los difíciles años de guerra, de mantener algunos perros.

Ralph y Amanda West fueron importantes criadores estadounidenses en la década de 1950 y 1960 (los años de menor popularidad de la raza). Fueron los responsables de la existencia de los ejemplares color crema (no aceptados en el Reino Unido) en su país. Eran propietarios del Ch. Am., Can. Bouquet Novelle quien obtuvo 37 veces el Mejor de Exposición y ganar la exposición nacional durante cuatro años consecutivos. Asimismo, fueron propietarios de Ch. Ralanda Ami Francine (su mejor cría), quien logró 55 veces el Mejor de Exposición y consiguió el galardón Ken-L Ration en 1962 y en 1964.

Los siguientes grandes criadores estadounidenses que dejarían huella en la raza fueron Janis Hampton, y Dick y Angel Terrette que vivían en la costa oeste de E.U.A.. Estos últimos exportaron varios ejemplares a Inglaterra y Europa continental. Entre ambos criaderos, que trabajaron de la mano, produjeron más de 70 campeones.


LA HISTORIA RECIENTE.

En los últimos años la popularidad del Bulldog Francés ha ido en aumento en todo el mundo, por ejemplo la A.K.C. reporta que en 1998 la raza se situó en el puesto 76 y para el 2008, o sea en diez años, escaló 50 posiciones para ubicarse en el lugar 26 de popularidad en E.U.A.

En la actualidad debemos resaltar el esfuerzo de reconocidos criadores alrededor del mundo como: Dimitry Van Raamsdonk (de la Parure) en Bélgica que su familia, desde 1973, ha criado alrededor de 23 Campeones Mundiales; Luca Carbone (Jaguar) en E.U.A.; Vicenzo Vomero (dell Akiris) en Italia; en Rusia Revaz Khomasuridze (A’Vigdors) y Elena Kozhevnikova (Iz Palevyh Buldogov); en Argentina Rafael Silva & Sergio Blois (Avlis & Bloa); en Hungría Kissné Kiss Diána (Kissbully) y Eleonora Pongracz e Istvan Terkan (Von Glandorf); Leonardo Enciso en Colombia (Lesabulldogs); entre muchos otros que han contribuido con la grandeza de esta raza.

En nuestro país el Bulldog Francés se ha importado desde hace muchos años, aunque conforme con los registros de la F.C.M. no hubo crianza hasta hace aproximadamente 20 años, que 3 o 4 personas empezaron a traer algunos ejemplares de alta calidad como Xinderela de la Parure, Campeona del Mundo en la Mundial de México 1999. Pero a los pocos años las líneas sanguíneas se cerraron y hace aproximadamente 8 años hubo la necesidad de empezar a importar nuevos ejemplares que abrieran las líneas sanguíneas.

Es entonces cuando surgimos, de forma independiente, un grupo de enamorados de la raza que con los años nos hemos convertido en los responsables de lograr que muchas personas sigan gozando y disfrutando de esta raza tanto en las pistas de los concursos de belleza canina como paseando con sus dueños por las calles. Dentro de este grupo de criadores podemos resaltar el trabajo serio de Verónica Pérez (Canidaes), Cristina Díaz (Isla de Canes), María Luisa Medina, Fabiola García, Sergio Rentería Castillo, Carlos Ramsés Moto Nuñez (CIAK), Ramsés Tapia, Luis Manuel Sánchez Olvera (Bulldog Lovers) y un servidor.

Atando cabos, podemos concluir que el Bulldog Francés es descendiente directo del Bulldog Inglés; que los países en donde se impulsó la raza fueron Francia, Inglaterra y principalmente en Estados Unidos de América; y que su popularidad ha venido creciendo aceleradamente en los últimos 10 años, y tal parece que así seguirá debido al trabajo serio que hemos venido desarrollando los amantes de esta raza en varios países del mundo y a la terrible adicción que causa conocerlos, como escribiera el C.P. Jorge Saavedra en diciembre de 1998.

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